En el reloj de arena

En el reloj de arena
corre el tiempo, su carrera imposible.
En el de sol
anda la sombra, persiguiendo la forma.
El de la catedral
suena bronce antiguo cada campanada.
El que llevo a la muñeca
con cinta de cuero
se detuvo, pero
también ese, igual a los otros
marca hora de espera.
Tu voz
acero de dos filos
da la orden
y me lanzo con paciencia de toro
rumiando sueños
de pastos verdes
a dejar correr el tiempo,
andar la sombra,
oír las campanadas
para verte llegar vestida de canción
una noche comida de silencio.
Habitaré tu verde,
abriré tu mañana
y haremos de un instante
la razón sin llanto.